¿Cansado de una Navidad demasiado brillante y de las luces parpadeantes? Entonces mira Madrid con los ojos del Grinch: desde travesuras en los mercados hasta rincones secretos de los parques, donde puedes alterar juguetonamente el orden festivo. Un poco de caos y la ciudad brillará con una luz completamente nueva.
En la película, el Grinch vive en la ladera de una montaña, desde donde observa la ciudad y baja en trineo para hacer travesuras. En Madrid, su montaña sería el Cerro del Tío Pío, un parque con vistas panorámicas de la ciudad y un ambiente natural salvaje. Es aquí donde el Grinch podría establecer su refugio aislado, observar la ciudad desde arriba y planear nuevas travesuras antinavideñas, lejos del ruido y las luces.
C/ de Benjamín Palencia, 2En la película, el Grinch roba un coche y se estrella contra una boca de incendio, provocando el caos y una persecución frenética. En Madrid todo sería aún más fácil: aquí hay muchas pistas de carreras, y el Grinch podría montar un auténtico caos de karts sin riesgo para los ciudadanos. Imagínate corriendo por la pista en un minicohe, maniobrando entre las curvas y guiñando el ojo a los demás pilotos.
Las plazas y los árboles de Navidad son el corazón de los escaparates navideños de la ciudad, y los mercadillos navideños son el lugar perfecto donde el Grinch podría «limpiar» los puestos de juguetes, adornos y figuras festivas. Seguro que querría robar todos los adornos para que la Navidad no llegara y dejar a los madrileños sin la magia de las fiestas.
Después de que el Grinch se llevó todos los árboles y adornos, es lógico que quiera robar también las luces navideñas de la ciudad. En la película, arruina el ambiente festivo; en Madrid, esto quedaría perfecto en la Gran Vía y en la zona del Callao, donde cada invierno se encienden miles de guirnaldas e instalaciones luminosas. Saboteando las luces, las calles resplandecientes se convertirían en un laberinto oscuro y desierto, privando a los ciudadanos de la magia navideña.
El Grinch no podría resistirse a este lugar: el parque de atracciones es un auténtico paraíso para el «gran desastre». Imagínate cómo pone en marcha los tiovivos en el momento menos oportuno, esconde los regalos en los laberintos y desorienta a los visitantes.
En la película, el Grinch sustituyó astutamente el correo y se encontró con una niña en el momento más inesperado. En Madrid, su «cuartel general» estaría en la Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol, un antiguo edificio con funciones postales y un reloj legendario. Imagínate cómo sustituye a escondidas las cartas y los regalos, observando a todos desde el centro de los acontecimientos, con una sonrisa en la cara.
Plaza Puerta del SolEn Madrid, el Grinch no podría pasar por alto los dulces navideños. Se llevaría a escondidas chocolate caliente y churros de los transeúntes desprevenidos para «estropear» un poco la fiesta y luego observaría con una sonrisa astuta sus caras de desconcierto.
En la película, Cindy Lou invita al Grinch a celebrar la Navidad, y él participa por primera vez en la fiesta. En Madrid, iría a las «Mágicas Navidades» de Torrejón de Ardoz, pasearía por los escenarios iluminados, contemplaría las esculturas de hielo y los personajes de cuentos de hadas, y se permitiría hacer sus pequeñas bromas durante los espectáculos, mientras disfruta de chocolate caliente y churros.
En la película, el Grinch se vuelve bueno al final y devuelve la Navidad a los habitantes. En Madrid, su momento de «transformación» se puede imaginar en la Puerta del Sol en Nochevieja: el repique de las campanas, los brillantes fuegos artificiales y un mar de gente alegre a su alrededor. Imaginemos al Grinch de pie entre la multitud, sonriendo ante las luces y la música, sintiendo la magia festiva de la ciudad y compartiendo por primera vez de verdad la alegría de las fiestas con todos.
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