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Las principales joyas del Prado: recorrido de 1,5 horas

En el Museo del Prado es fácil perderse y perder la noción del tiempo. Pero si es tu primera vez aquí, esta ruta es tu pasaporte a las principales obras maestras del museo.

Foto por Biblioteca Museu Víctor Balaguer, CC BY-SA 4.0
Fra Angelico «La Anunciación» (1425-1426)
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Fra Angelico «La Anunciación» (1425-1426)

Un monje italiano pintó esta escena en Florencia, cuando la fe todavía era el lenguaje principal del arte. María se inclina con humildad, el arcángel la saluda con una luz dorada. Aquí comienza la historia del Renacimiento: la fe se convierte en belleza.

Rafael «La Virgen del pez» (1513-1514)
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Rafael «La Virgen del pez» (1513-1514)

Rafael crea la imagen de un mundo ideal: tranquilo, puro, armonioso. El pez en las manos del arcángel es un símbolo de salvación. Todo está en equilibrio: líneas suaves, rostros claros, aire transparente. En esta quietud hay música de paz.

Tiziano «Dánae recibiendo la lluvia de oro» (1560-1565)
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Tiziano «Dánae recibiendo la lluvia de oro» (1560-1565)

En una época en la que Venecia brillaba con esplendor, Tiziano pintaba los cuerpos como si fueran de oro. Dánae recibe una lluvia dorada, símbolo de la pasión y el amor divino. El artista no moraliza, sino que se maravilla ante la sensualidad humana y la fuerza del deseo.

Rubens «Las tres Gracias» (1630-1635)
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Rubens «Las tres Gracias» (1630-1635)

Creada en pleno apogeo del barroco, la pintura ensalza la sensualidad. Las tres figuras femeninas simbolizan el amor, la amistad y la alegría. Rubens pinta la carne con alegre respeto: la belleza es vida, movimiento, respiración.

Velázquez «La rendición de Breda» (1635)
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Velázquez «La rendición de Breda» (1635)

España celebraba sus victorias, pero Velázquez no mostró la gloria, sino la nobleza. El vencido entrega las llaves con dignidad, el vencedor las acepta sin orgullo. La historia se convierte en una lección de humanidad.

Velázquez «Las meninas» (1656)
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Velázquez «Las meninas» (1656)

El cuadro más enigmático del museo. La familia real, las damas de honor, el enano, el pintor y nosotros, los espectadores. Velázquez rompe las fronteras entre la realidad y el reflejo, convirtiendo la pintura en una filosofía de la mirada.

El Greco «Adoración de los pastores» (1612-1614)
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El Greco «Adoración de los pastores» (1612-1614)

El maestro Griego que trabajaba en Toledo pintó el fuego espiritual de España. Los pastores se inclinan ante el niño, la luz brota del propio niño. Todo vibra como una llama: aquí la fe no es tranquilidad, sino éxtasis.

El Greco «El caballero de la mano en el pecho» (1580)
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El Greco «El caballero de la mano en el pecho» (1580)

Es un retrato de la época del honor español. El hombre es reservado, noble, dispuesto al servicio y a la muerte. La mirada es severa, el gesto decidido: la fe y la dignidad se funden en un solo movimiento de la mano.

Bosco «Tríptico del Jardín de las delicias» (1490-1500)
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Bosco «Tríptico del Jardín de las delicias» (1490-1500)

El genio holandés creó un universo de pecado y tentación. El paraíso, la carne terrenal y el infierno se unen en un tríptico demencial. Los símbolos se multiplican como sueños, y sin embargo queda claro: el hombre construye su propio paraíso y su propia caída.

Goya «La maja vestida» (1800-1807)
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Goya «La maja vestida» (1800-1807)

En una época de costumbres estrictas, Goya se atrevió a pintar a una mujer que no se avergüenza de su mirada. Ella mira directamente, con confianza, con una ligera burla. No es solo una modelo, es la libertad convertida en imagen.

Goya «Los fusilamientos» (1814)
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Goya «Los fusilamientos» (1814)

Tras la rebelión contra Napoleón, el artista pinta una escena de fusilamiento. La luz de la linterna saca de la oscuridad la figura de un hombre desarmado. No se trata de heroísmo patriótico, sino de la tragedia del hombre ante la máquina anónima de la violencia.

Goya «Saturno» (1820-1823)
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Goya «Saturno» (1820-1823)

Creada en las paredes de la propia casa del artista. Un dios loco, cegado por el miedo, desgarra a un niño. Goya muestra el abismo de la naturaleza humana, donde el miedo es más fuerte que la razón.

Sorolla «Chicos en la playa» (1909)
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Sorolla «Chicos en la playa» (1909)

Después de la oscuridad de Goya, llega la luz. El impresionista español pinta el sol, el mar y la infancia. El cuadro respira libertad, alegría y calidez.

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