Con más de 30 coches históricos, el recorrido ofrece una inmersión única en la evolución del automóvil estatal y el contexto político que los acompañó. Entre las piezas más destacadas se encuentran el Packard de 1923, similar al que utilizó Alfonso XIII; el Packard 120 Sedan, adornado con la figura plateada de Niké; o un Mercedes blindado que sirvió a varios presidentes del Gobierno, incluido Adolfo Suárez. También aparece el popular Seat 600, símbolo del desarrollo social de la posguerra.
Pero no solo se trata de coches: la exposición recrea con detalle los talleres y oficios que funcionaron en estas instalaciones durante décadas, poniendo en valor el trabajo técnico y artesanal que sostuvo este engranaje del Estado. Es una oportunidad perfecta para los amantes del motor, la historia y la memoria institucional.