Esta catedral dedicada a la Santa Cruz (que mencionado en los documentos por primera vez en el año 599) y a Santa Eulalia (desde el año 877), patrona de Barcelona.
Hablando de sus interiores, cabe destacar que, como en todas las catedrales con mucha historia, aquí se respira una atmósfera de paz, serenidad y devoción. Las altas bóvedas y vitrales coloreados crean una luz que se filtra entre las columnas de piedra. El claustro es el elemento más distintivo. Allí se puede disfrutar de una isla de tranquilidad rodeada de palomas y un jardín verde.
Desde la parte alta de la catedral, se puede contemplar el fabuloso panorama y vistas inolvidables de la ciudad. Las torres ofrecen un paisaje que se extiende hasta el mar y las montañas circundantes. Es un momento de conexión con Barcelona y su historia, un momento para apreciar la grandeza de esta inigualable ciudad.