Concebida por el filósofo Georges Didi-Huberman, esta muestra es mucho más que un recorrido por obras de arte: es un viaje al corazón de las emociones, a ese espacio invisible —entre la obra y quien la mira— donde sucede algo misterioso, vibrante, casi mágico. Algo que Federico García Lorca llamó duende.
Inspirado en un verso de su Romancero gitano, En el aire conmovido… reúne más de trescientas obras de artistas esenciales —Goya, Dalí, Miró, Picasso, Giacometti, Lorca, Rodin, Pasolini, entre otros— para explorar una pregunta esencial: ¿cómo nos conmueven las imágenes? ¿Qué nos pasa cuando un rostro, un gesto, una palabra o un objeto nos toca más allá de la razón?
La exposición transita por el asombro de los niños, por las heridas de la historia, por el temblor del cuerpo y de la voz, por el tiempo suspendido de la poesía y el arte. Es un juego de asociaciones libres, un mapa de emociones que se cruzan y se contagian.
Pero es también una invitación a detenernos en medio del ruido visual que nos rodea. A mirar de otra manera. A dejarnos conmover. Porque en ese «aire conmovido» que Lorca intuía, ocurre lo que hace único al arte: no solo lo vemos… lo sentimos.
