El Teatro Coliseum de la Gran Vía es una auténtica joya de la escena madrileña y uno de los ejemplos más bellos del art déco en la ciudad. El edificio fue diseñado por Casto Fernández Shaw y Pedro Muguruza por iniciativa del compositor Jacinto Guerrero, y se inauguró en 1932.
En su interior, el teatro sorprende por sus detalles: vidrieras diseñadas por Maumejean, pinturas alegóricas de Castilla y Valencia, lámparas de cobre con forma de instrumentos musicales españoles. Todo ello crea una atmósfera especial, en la que cada rincón respira historia. El edificio está protegido como patrimonio cultural, y las restauraciones solo resaltan su belleza, conservando el encanto de épocas pasadas.
La sala tiene capacidad para aproximadamente 1 400 espectadores, que se sientan cómodamente en el patio de butacas y en dos anfiteatros. El teatro acogía inicialmente tanto espectáculos en directo como proyecciones cinematográficas, y hoy en día se transforma fácilmente en un escenario para grandes musicales, combinando la tecnología moderna con el interior histórico.