En Madrid existe un lugar sorprendente que nos recuerda el romanticismo de los viajes y los trenes.
En 1987, Benito Celestino decidió restaurar un antiguo vagón de tren, inspirándose en los antiguos vagones restaurante Wagon Lits que combinaban comida, placer de viajar y lujo. Para ello, compró un vagón de madera de 1931. Tras superar muchas dificultades con el transporte y la restauración, Benito abrió su restaurante en 1994. Años más tarde, compró un nuevo vagón de vía estrecha de 1890 procedente de una finca de Majadahonda en el que había viajado Alfonso XII durante una visita a Cataluña, «El Vagón Pequeño». Más tarde, se añadió una terraza cercana para complementar el ambiente ferroviario. Ahora es una auténtica estación que se esconde en la sierra de Madrid.