La narrativa de este emblemático lugar de Madrid comenzó a escribirse en 1904, cuando un colectivo de empresarios alemanes decidió establecer un local en el corazón de la ciudad dedicado exclusivamente a la degustación de cerveza. Los primeros manjares ofrecidos fueron un bocadillo relleno de pasta de salmón, gambas, anchoas y sardinas, el complemento ideal para la cerveza. Desde esos inicios, tanto la decoración del establecimiento como la excelencia de su cerveza han permanecido prácticamente inalteradas, aunque se ha enriquecido la variedad de platillos y bebidas disponibles.
La dirección pasó a manos de Ramón González Peláez en 1924, un inmigrante que llegó a Madrid y tomó las riendas de la cervecería, marcando el inicio de un legado familiar que perdura hasta la actualidad.
Este establecimiento no solo destaca por su rica historia, sino también por la distinguida clientela que ha acogido, incluyendo a notables figuras de la literatura y el teatro como Valle Inclán, Jardiel, los Pasos o Víctor de la Serna, así como actores de la talla de María Guerrero y Rivelles. Además, ha sido un punto de encuentro para aficionados y figuras del mundo del toreo, área de especial admiración por parte del fundador Ramón González, quien era cercano a icónicos toreros como Cagancho y Rafael El Gallo.
Ernest Hemingway, el célebre escritor, redescubrió España en los años cincuenta y se convirtió en un visitante habitual de la cervecería, llegando a describirla en 1960 en un artículo para la revista Life como un lugar idóneo para disfrutar de una cerveza y un café.
Uno de los episodios más curiosos ocurrió en noviembre de 1955 cuando un caballo, procedente de Getafe y apodado “Polvorilla”, irrumpió en el local, dejando atónitos a clientes y empleados. La historia cuenta que el animal había seguido a su dueño, Juan «el pavo», un comerciante que se encontraba disfrutando de su cerveza en el lugar. Este insólito suceso dio pie a la anécdota de que el caballo fue atraído no por su amo, sino por el irresistible olor de las croquetas del establecimiento.
Actualmente, los descendientes de Don Ramón continúan honrando la tradición de la cervecería, elaborando tapas exquisitas que acompañan a la perfección con la cerveza, manteniendo viva la esencia de este lugar histórico.
