El Centro Cultural CaixaForum Madrid abrió sus puertas en 2008. Hoy acoge actos culturales y exposiciones temporales de arte. Pero antes fue el edificio de una central eléctrica llamada Central del Mediodía, que funcionó hasta el siglo XX.
Los arquitectos suizos Herzog & de Meuron se encargaron de modernizar la central abandonada. El centro fue patrocinado por el banco catalán La Caixa, de ahí su nombre. A los creadores del centro les costó mucho esfuerzo transformar el ruinoso edificio en una estructura moderna, conservando al mismo tiempo su aspecto original. Incluso ahora pueden verse «huellas del tiempo» en la fachada: ladrillos envejecidos, chapas oxidadas, desconchones y rozaduras. Los arcos de las ventanas están tapiados, lo que acentúa la idea de abandono y desolación. El propio edificio parece un objeto en ruinas. Pero todo esto no es más que un espectacular recurso artístico.
El espacio interior es sorprendentemente inusual. Parece roto y solo consta de esquinas y escaleras. Formas cúbicas de plástico, barandillas extrañamente curvadas, abundancia de cristal y metal crean el efecto de estar en una realidad paralela donde no hay cánones ni formas claras.
La principal estrella de la originalidad arquitectónica es la escalera de caracol. La vista desde el rellano superior hacia abajo es a la vez aterradora e hipnotizadora. Las escaleras, hechas en forma de rectángulos alargados, forman una especie de pozo. Están colocadas estrictamente una encima de la otra, pero no se repiten debido a la asimetría. El «pozo» parece moverse. Junto al edificio, un jardín vertical se perfuma. Se eleva hasta el nivel superior de la central. Aquí se pueden contemplar varias docenas de variedades de plantas. Los tonos verdes crean la sensación de un suelo forestal.