La historia del pueblo se remonta aproximadamente al siglo XVI. Por aquel entonces, los hermanos pastores Paton decidieron establecer una granja. Décadas más tarde, el historiador Antonio Ponso afirmó en 1781 que el pueblo estuvo gobernado por reyes hasta mediados del siglo XVII. En su obra escribe que los patones, como se llamaba a los habitantes del pueblo, elegían al hombre más honrado para que los gobernara, y a éste se le llamaba el Rey de los Patones.
La belleza de este lugar reside en el ankal donde se encuentra el pueblo. Es el ejemplo más claro de la arquitectura negra. Esta arquitectura es propia de Guadalajara y se caracteriza por el material con el que están construidas las casas: la pizarra. Pero esta arquitectura no surgió como reflejo de la pintura negra de Goya, sino porque era necesario adaptarse a las condiciones climáticas extremas del invierno.
A lo largo de sus muchos años de existencia, es como si el pueblo no hubiera cambiado y el tiempo se hubiera detenido aquí. Ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad, por lo que hay que vigilarlo de cerca para que mantenga el título del pueblo más bonito.