Si visita Madrid no deje de pasar por los jardines de la plaza del Oriente, allí se halla el conjunto escultórico del siglo XVII que fue erigido con el objetivo de rendir homenajes al rey Felipe IV, cuyo principal deseo con respecto al diseño fue el de que fuese una escultura de mayor majestuosidad que la de su antecesor. El centro de la obra lo ocupa la estatua del monarca, representada en bronce y de elaborada composición para su época.
Su escultor fue Pedro Tacca, uno de los más reconocidos de su tiempo, partiendo del diseño del afamado pintor Diego Velázquez. Destaca su posición, bastante compleja y novedosa para la época, debido a que constituye la primera escultura ecuestre en el mundo sostenida sobre las dos patas traseras, aunque también hace uso discreto de la cola para conseguir estabilidad. Para ello se contó con el asesoramiento del científico Galileo Galilei.
El peso de la obra escultórica fue de 18.000 libras y llegó a costar unos 40.000 doblones, precio bastante elevado, pero definitivamente a la altura de su majestuosidad e ingenio. Recomendamos la visita a su emplazamiento para admirar, a través de su elaborada configuración, los interesantes retazos de la historia.