Una de las vistas más impresionantes de Madrid es desde el Parque Tío Pío, irónicamente llamado Parque Siete Tetas por los madrileños debido a las extrañas colinas que parecen olas congeladas sobre la ciudad. Fue desde aquí desde donde Antonio López pintó su famoso cuadro Madrid desde el Tío Pío en 1963, inspirado por la panorámica de la capital, que se asemeja a una maqueta arquitectónica.
El parque se encuentra en el Puente de Vallecas, un barrio en el que antaño hubo casas de adobe, chabolas e incluso cuevas. El primero en asentarse aquí fue Pío Felipe, un humilde chatarrero cuyo nombre lleva ahora la colina. Tras la Guerra Civil, llegaron emigrantes de todo el país, y el barrio creció sin planearlo, transformándose de un grupo de edificios ilegales en una zona residencial en toda regla.
Ahora hay amplios prados, zonas deportivas, carriles bici y un quiosco con terraza. En la cima del parque se alza el objeto artístico Rectángulo Ilusorio, diseñado en la década de 1980 por el arquitecto y escultor Enríquez de Salamanca.
Tío Pío es más que una simple plataforma de observación. Es un lugar donde no sólo se puede contemplar el horizonte de Madrid, sino también leer todo un capítulo de su historia, desde un suburbio pobre hasta uno de los rincones con más ambiente de la capital.