Madrid alberga una catedral ortodoxa rusa, la Iglesia de Santa María Magdalena, que nos traslada por unos segundos del Madrid católico a otra cultura.
Madrid es una ciudad multicultural, por lo que en 2013 se construyó aquí un templo para la comunidad ortodoxa que vive en la capital española. El templo en sí es interesante desde el punto de vista arquitectónico. Esta estructura cuadrangular de estilo neobizantino da a la calle en forma de caja de figuras blancas y varias ventanas. Sobre ellas se elevan cinco cúpulas doradas, en forma de cebolla. Su número no es casual: en la Iglesia Ortodoxa se cree que representan a Jesucristo y a los cuatro evangelistas.
El interior es diferente de los templos a los que estamos acostumbrados. La decoración interior es elegante, y la luz natural lo acentúa. No hay bancos, porque todo el servicio se celebra de pie. Del techo cuelgan dos grandes lámparas coronarias, encargadas en Rusia. Se cree que imitan las lámparas visigodas que forman parte del tesoro de Guarrazar. De las paredes cuelgan iconos, y en el centro hay una imagen de un gran Jesucristo en la cruz.
Curiosamente, en tiempos de Carlos II, Madrid ya contaba con un templo de la Iglesia Ortodoxa dedicado a Santa María Magdalena. Sin embargo, se trataba de una capilla, que se encontraba en el territorio de la antigua embajada rusa desde 1761, y estuvo en funcionamiento hasta finales del siglo XIX. Los ricos iconos fueron transportados a Argentina. Poco antes de que se construyera la basílica, la imagen de la santa se trajo a Madrid. Ahora estos tesoros adornan el interior del recinto sagrado.