Hay un edificio sorprendente en Madrid que parece una típica mansión del siglo XVI. Sólo sorprenden las siete chimeneas del tejado, de donde procede su nombre. Sin embargo, esta mansión esconde un secreto espeluznante.
Según la inscripción, la mansión se construyó en 1574, aunque se cree que es muy anterior. Oficialmente, el arquitecto fue Juan de Herrera. Durante tantos siglos de existencia, no es de extrañar que haya adquirido muchas leyendas. Según una de ellas, la mansión fue construida por Felipe II para su amante Elena Osorio, según otra versión era hija ilegítima. Pasado un tiempo, el entonces Príncipe de Asturias comenzó a gobernar y sus consejeros le aconsejaron que buscara una mujer con la que casarse. La elección recayó en María Manuela de Portugal. Felipe II ordenó entonces construir la casa y le encontró marido, el capitán Zapata. El rey fue padrino de su boda y le regaló 13 arras de oro con la imagen del monarca. Tiempo después, el capitán Zapata muere en la guerra de Flandes y su mujer se encierra en su camarote. Un día, cuando su padre la visita, la encuentra muerta. Avisa a los criados y, cuando regresa a la habitación, el cadáver ya ha desaparecido. Durante varios días, el padre y los criados buscaron sin éxito el cuerpo de la joven, hasta que se produjo otra muerte inesperada, ya el propio padre de Elena. Según otra leyenda, los criados acusaron al padre de Elena de asesinar a su propia hija, y más tarde fue encontrado ahorcado con una cuerda. Pocos años después de las muertes, empezó a correr el rumor de que un fantasma recorría las chimeneas: era el cuerpo de una dama con vestidos vaporosos que se persignaba mirando hacia el Palacio Real. Desde entonces, las siete chimeneas han pasado a simbolizar los siete pecados capitales, que Felipe II infringió en numerosas ocasiones.