La Basílica de San Miguel se construyó entre 1739 y 1745, diseñada por Luis Antonio de Borbón, arzobispo de Toledo. El arquitecto jefe fue el italiano Santiago Bonavia, que llegó a Madrid invitado por Felipe V. Consiguió crear una obra maestra del barroco español, y hoy es una de las principales atracciones de Madrid.
La iglesia llama la atención por su fachada convexa. Es el único edificio de este tipo en la capital. La cúpula de la basílica está decorada con frescos de Bartolomé Riusco.
Este monumento emblemático de Madrid es famoso por las esculturas del Amor, la Esperanza, la Fuerza y la Fe de la fachada. Los creadores de la obra maestra arquitectónica se ciñeron a las reglas del Barroco. La catedral se construyó en el lugar donde antes había funcionado la iglesia románica de San Pastor y San Justo, que data del siglo XII. En 1690 se produjo un terrible incendio en Madrid, que prácticamente destruyó todo el barrio. El templo ardió por completo, pero fue reconstruido posteriormente. En la fachada del edificio están esculpidas las esculturas de Roberto Michela y Nicolás Carisán, en la entrada, el famoso bajorrelieve de Caisán, que muestra el martirio de los santos Justo y Pastor, a quienes estaba dedicada originalmente la iglesia. Se trata de los dos santos españoles que fueron martirizados a la edad de 7-9 años por el gobernador de Roma Daciano durante la realización de los exorcismos ordenados por el emperador Diocleciano. Sus restos fueron trasladados a Francia cuando los árabes gobernaron España, pero unos siglos más tarde fueron devueltos a Alcalá de Henares, el lugar de su martirio.