Se trata de un lugar secreto que se encuentra a 5 minutos a pie de la calle Bravo Murillo. En 100 m2 se combinan tres espacios: un rocódromo, un comedor casero y una zona chill.
El lugar más importante es el rocódromo, que consta de 3 zonas de boulder con una altura máxima de 4,5 metros y 110 boulders en 100 metros lineales distribuidos en 19 sectores, y hay una zona separada para niños.
También se imparten clases de escalada para niños y puedes reservar tu propio evento. Además, su restaurante está escondido en un lugar secreto: entre dos salas de escalada. Los colores cálidos y los materiales, madera y ladrillo, recuerdan el uso industrial del antiguo edificio restaurado. El chef estará encantado de ofrecerle especialidades gourmet, locales y de temporada.
Es el lugar perfecto para olvidarse del ajetreo diario, pasar tiempo en familia y desahogarse.