El Palacio de Cibeles siempre ha desempeñado un papel crucial en la vida de la ciudad. Desde mediados del siglo XIX, las oficinas de correos estaban obsoletas, entonces el Estado decidió crear una nueva sede central. Fue una innovación que reunió los servicios de correos y telégrafos necesarios para el desarrollo de la ciudad. Así nació uno de los edificios emblemáticos de la ciudad.
Las fachadas del Palacio de Cibeles siguen siendo las más reconocibles hoy en día. La cercana diosa Cibeles también es parte integrante.
Hoy, este lugar sigue personificando la naturaleza contradictoria de la mentalidad española: es una combinación de lo castellano y lo cosmopolita, de lo moderno y lo tradicional, de lo majestuoso y lo accesible. El conjunto es un misterioso conjunto difícil de conocer.
Dos plantas del Palacio y el mirador de CentroCentro se dedicarán a una exposición repleta de material historiográfico. Se basa en documentos técnicos, imágenes, recuerdos, acontecimientos históricos.