La artista transforma la antigua cámara frigorífica en un espacio interactivo donde el agua se convierte en la base de gestos escultóricos y narraciones. La instalación Lengua en coro, cuenta explora la tradición oral, la escucha y la transmisión del conocimiento, convirtiendo el sonido y el movimiento del agua en una experiencia meditativa y casi hipnótica.
Los espectadores se sumergen en un espacio donde cada elemento, desde viejos aparatos de grabación hasta muñecos y esculturas, interactúa con los demás creando nuevos significados e historias. La obra remite a la naturaleza, al frágil equilibrio del mundo y a las leyendas transmitidas de generación en generación, combinando percepción visual, sonora y espacial en una composición única y viva.