Del 20 al 22 de junio, Simulacro se desarrolla en el centro de CondeDuque: no es una obra de teatro, sino un fallo del sistema en bucle.
Comienza donde no hay principio: en una rotonda. Un espacio sin dirección, tiempo ni lógica. Todo gira sin moverse. No es un escenario: es una intersección en bucle donde los significados se confunden, el tiempo se atasca y la realidad se deshace en pedazos.
El cuerpo ya no es un sujeto: no actúa, sino que responde. Sin papel, sin voz, sin centro. Sólo huellas, ecos, desplazamientos.
Inspirado en Jean Baudrillard, Simulacro se sumerge en un mundo en el que la simulación ha suplantado a la realidad. Un mundo de reflejos sin original. Un gesto es un clic, una imagen es una interfaz.
Es una danza sin principio ni fin. Una representación sin historia. Un síntoma de una era en la que el presente es una serie de interfaces en bucle y la experiencia se descompone en fallos.