El kamishibai es un espectáculo único. Combina gráficos japoneses con historias, numerosas leyendas y tradiciones sorprendentes.
Se trata de una función irrepetible. El kamishibai se originó en los templos budistas de Japón allá por el siglo XII. Los monjes utilizaban emaki, pergaminos especiales que combinan imágenes y texto, para enseñar enseñanzas morales a públicos analfabetos. Este maravilloso método existió durante varios siglos. Revivió en los años veinte y cuarenta. En esa época se convirtió en una forma para que las personas desempleadas ganaran dinero. Es difícil decir qué permitió que el método sobreviviera durante tantos años. Quizá se deba al kyokan, los sentimientos compartidos entre público e intérprete en relación con la historia que se cuenta.
Ahora nosotros también podemos disfrutar de esta tradición oral de Japón bajo la dirección de Magda Labargue. Ella es una narradora oral que dirige talleres de teatro y oralidad.