En el Centro Danza Matadero, la bailaora Rocío Molina presenta una obra flamenca centrada en el instante en que surge la chispa de la creación, ese momento previo al espectáculo en el que el cuerpo empieza a cobrar vida y la energía artística se hace tangible. Para este proyecto, Molina se une al dramaturgo Pablo Messiez, al músico Niño de Elche y al colectivo Cabosanroque, invitando al público a acompañarla en un recorrido por el origen del impulso creativo, justo antes de que todo se despliegue sobre el escenario.
Con una puesta en escena que combina cercanía e intensidad performativa, Molina transforma la preparación física en una narrativa sobre deseo, vitalidad y resistencia. Acompañada de un grupo de cantaoras, construye un espacio donde cada gesto inicial ya contiene la semilla de un final, y cada conclusión se convierte en motivo para seguir celebrando la energía del flamenco.
Reconocida como una de las artistas más innovadoras de España, Rocío Molina vuelve a demostrar su capacidad de reinventar el flamenco, convirtiendo un acto cotidiano como el calentamiento en una poética del movimiento que hipnotiza y sorprende.