Dos Palillos nos invita a un viaje culinario donde Asia y España convergen, a través de un menú degustación que es, en palabras de sus creadores, recomendable al 200%. Para aquellos que prefieren una experiencia más flexible, el Sake Bar ofrece la posibilidad de elegir a la carta, manteniendo la esencia de la propuesta gastronómica del restaurante.
La interacción y la cercanía marcan la experiencia en Dos Palillos. Con una barra al estilo japonés que coloca a los comensales casi dentro de la cocina, los propios cocineros se encargan de servir y explicar los platos, creando un diálogo directo y enriquecedor entre quien cocina y quien degusta. Este espacio, limitado a veinte exclusivos asientos, se convierte en un escenario donde cada tapa cuenta una historia, cada bocado es una revelación.
Además de esta íntima barra, Dos Palillos ofrece una mesa pensada para grupos o para compartir entre 8 y 10 personas, proporcionando un ambiente cálido y acogedor. Para aquellos que prefieren disfrutar del clima mediterráneo, la terraza, acondicionada también en invierno, es el lugar perfecto para una velada al aire libre.
Dos Palillos celebra la coincidencia de dos culturas que, aunque distintas, comparten el uso de palillos como puente entre el plato y la boca. Este utensilio, simple pero cargado de simbolismo, encapsula la esencia de Dos Palillos: un punto de encuentro entre tradiciones, un lugar donde lo primitivo y lo moderno se encuentran para crear algo único. Aquí, la gastronomía se transforma en una experiencia que trasciende fronteras, invitando a todos a descubrir el diálogo entre dos mundos a través de la universalidad del sabor.