Conocido en sus inicios como la sede de la Antigua Sociedad del Crédito Mercantil, el Palau fue testigo de los vertiginosos cambios económicos de principios del siglo XX. Su transición al Banco de Barcelona y posteriormente a la Cámara de Comercio, Industria y Navegación, no solo habla de las transformaciones financieras de la época, sino también del papel central que este edificio desempeñó en la historia económica de la ciudad. Incluso durante los oscuros años de la Guerra Civil, el edificio resistió con entereza, resguardando sus elementos arquitectónicos más valiosos.
La estructura del Palau Martorell, con su simetría y proporciones cuidadas, se articula en torno a un majestuoso patio central. Una claraboya ubicada a varios pisos de altura inunda el espacio de luz natural, mientras que la escalera noble, elaborada en mármol y hierro forjado, guía al visitante hacia una planta principal repleta de detalles luminosos y espaciosos. Esta planta, diseñada con una clara influencia de las corrientes higienistas, rodea el patio interior con amplios ventanales que no solo proveen luz, sino también un aire de grandeza y apertura.
El edificio, que además presume de vistas privilegiadas hacia la Basílica de la Mare de Déu de la Mercè, es una verdadera obra de arte de su tiempo. Desde los detalles ornamentales de sus barandillas de forja hasta las figuras alegóricas al Comercio y la Industria, todo en el Palau Martorell narra la ambición de crear una sede que no solo representara una institución económica, sino también la belleza y la estabilidad de una ciudad en plena transformación.