Este emblemático lugar, erigido por Josep Amargós i Samaranch para la Exposición Universal de 1888, resplandece ahora con sus estructuras de hierro y decoraciones modernistas, reflejando su legado histórico y cultural.
Conocido por su arquitectura impresionante y su colección de especies botánicas, el invernadero ofrece un oasis de calma y aprendizaje. Las actividades educativas diseñadas para todas las edades invitan a explorar los secretos de la botánica y la importancia de la sostenibilidad ambiental. Es un punto de encuentro entre la historia, la ciencia y la naturaleza, donde cada rincón cuenta una historia y cada planta tiene una lección que impartir.
En este renovado entorno, los visitantes no solo pueden admirar la belleza de las plantas exóticas y locales, sino también participar en talleres que destacan técnicas de jardinería sostenible y conservación. Este enfoque interactivo asegura que el Invernadero de la Ciutadella siga siendo un recurso vital para la educación ambiental en la ciudad, fomentando un compromiso continuo con el cuidado y la apreciación de nuestro entorno natural.