El recorrido comienza entre muros de escalada, zonas de salto y un circuito de Ninja Warrior que exige tanto agilidad como risa. Pero el momento más esperado llega con el SkyRider, una tirolina que sobrevuela todo el recinto y te da la sensación de flotar por unos segundos. Si todavía queda energía, el HighRopes, con sus puentes colgantes a 15 metros de altura, pondrá a prueba la sangre fría hasta de los más valientes.
Para los niños, la KidsZone es un pequeño mundo aparte. Un parque de tres pisos lleno de toboganes, túneles y descensos acolchados donde pueden trepar, esconderse o inventar aventuras durante horas, siempre bajo la mirada de los monitores.
La tecnología también tiene su lugar en Mission Box, un espacio inmersivo en el que luces y sensores convierten paredes y suelo en un tablero digital. Se juega en grupo, y cada partida combina movimiento, estrategia y risas.
Las fiestas de cumpleaños aquí tienen fama por una razón: música, juegos, salas privadas y un ambiente pensado para que todo salga bien, desde el primer salto hasta el último trozo de pastel. Hay packs desde 17 € por persona, con extras y sorpresas para el homenajeado.
Con entradas a partir de 14 €, JumpYard Barcelona reúne movimiento, creatividad y ese tipo de alegría que solo se siente cuando vuelves a jugar sin mirar el reloj.
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