La Torre del Rellotge es mucho más que un simple reloj en el puerto de Barcelona; es un testigo silencioso de la historia marítima de la ciudad. Erigida en el siglo XVIII en el Moll de Pescadors por el ingeniero Jorge Próspero de Verboom, esta torre fue en su origen uno de los primeros faros del Mediterráneo. Su luz, que alguna vez guió a los navegantes, hoy sigue siendo visible desde varios puntos del puerto, aunque ya no como un faro, sino como un reloj que marca el paso del tiempo en una Barcelona siempre en evolución.
En 1904, cuando los avances en el puerto hicieron innecesario su uso como faro, se transformó en el reloj que conocemos hoy. Sin embargo, su importancia no se detiene allí. La torre fue uno de los puntos geodésicos clave en la creación del sistema métrico decimal, siendo utilizada por el científico Pierre François André Méchain en sus mediciones. Con su estructura piramidal de piedra y su rica historia, la Torre del Rellotge continúa siendo un símbolo de la intersección entre la ciencia, la navegación y la historia en Barcelona.