Fue obra del arquitecto catalán Francisco Daniel Molina, quien llevó a cabo la urbanización de la Plaza en 1850. Rodeada de hermosos edificios neoclásicos, con columnas de hierro forjado, farolas e impresionantes detalles ornamentales, esta plaza es una verdadera joya arquitectónica, catalogada como Bien Cultural de Interés Local.
Los numerosos bares y restaurantes que la rodean invitan a relajarse en sus terrazas y disfrutar del sol y las vistas panorámicas. Por la noche, la plaza cobra vida con música en vivo y entretenimiento callejero. El bullicio de los transeúntes y los sonidos de la guitarra flamenca crean un ambiente mágico y lleno de energía que invita a quedarse y disfrutar de la noche.
Además, la Plaza Real cuenta con una fuente que le añade un toque de frescura y belleza. Decorada con esculturas de leones y chorros de agua, esta fuente es el sitio perfecto para sentarse y descansar observando el bullicio de la plaza.