En su corazón se encuentra el monasterio benedictino de Santa Maria de Montserrat, un centro espiritual donde se venera a la Moreneta, patrona de Cataluña. Ya sea por devoción, historia o simple curiosidad, el ambiente del recinto transmite una calma difícil de encontrar en otros destinos tan populares. La basílica, el canto de la Escolanía y los espacios del monasterio invitan a detenerse y mirar en silencio.
Pero Montserrat es también un paraíso natural. Sus senderos serpentean entre paredes de roca, miradores y rincones que permiten contemplar el paisaje desde alturas impresionantes. Los más aventureros pueden llegar hasta Sant Jeroni, el punto más elevado, mientras que quienes prefieren una visita relajada pueden disfrutar del funicular, el museo o una caminata suave por el camino de los Degotalls.
Entre espiritualidad, naturaleza y cultura, Montserrat ofrece una experiencia completa y muy distinta del ritmo urbano de Barcelona. Un viaje breve que se recuerda durante mucho tiempo.