Vestido de traje azul y visiblemente alterado, el duque de Sussex llamó hasta en tres domicilios distintos situados a más de 500 metros entre sí.
Muchos residentes no reconocieron de inmediato al visitante ilustre, aunque las imágenes pronto comenzaron a circular entre los vecinos. El desconcierto fue doble: por la confusión del príncipe y por su presencia solitaria en una zona residencial sin ningún tipo de escolta.

Harry ha manifestado públicamente su temor por la falta de protección oficial desde que abandonó sus funciones como miembro activo de la familia real. Incluso perdió una demanda contra el Ministerio del Interior británico por este motivo. Sin embargo, su reciente paseo por Fulham parece contradecir sus propias advertencias.
No es la primera vez que rompe el protocolo. El año pasado, hizo llevar comida a un exclusivo domicilio sin ninguna medida visible de seguridad. Aunque el príncipe asegura no sentirse seguro en el Reino Unido, parece que sus actos siguen desafiando al protocolo… y a los mapas.