No se trata solo de una ceremonia, sino de una mirada atrás, hacia el 30 de noviembre de 1925, cuando el arquitecto contempló por primera —y única— vez una de sus torres completamente terminada.
La torre de Bernabé se alzó ante sus ojos como un mensaje al futuro. Gaudí, consciente de que no vería culminada la obra, quiso dejar un testigo construido para que la ciudadanía entendiera la escala de su visión y para que sus discípulos tuvieran una referencia exacta del camino a seguir. Ese gesto es hoy un punto de inflexión que el acto quiere recuperar y compartir.
La ceremonia rendirá tributo al arquitecto que concibió un templo capaz de unir espiritualidad y técnica, geometría y naturaleza, y que dejó en Barcelona una de las obras más singulares del mundo. También será una oportunidad para observar cómo aquel sueño continúa avanzando hacia la futura torre central dedicada a Jesús.
Quienes quieran optar a una invitación podrán inscribirse hasta el 23 de noviembre a las 21:00 a través del formulario disponible en línea. El templo sorteará las plazas entre todas las personas registradas.