El proyecto, inspirado en la propuesta que Nicolàs Maria Rubio i Tudurí diseñó en 1977, borrará un tramo de la calle Marina para transformarlo en una explanada que funcionará como vestíbulo urbano de la basílica.
Los trabajos arrancaron con la premisa de terminar en mayo de 2026, a tiempo para el centenario de la muerte de Antoni Gaudí. El arquitecto fue atropellado por un tranvía en 1926 y, cien años después, su figura volverá a ser recordada con una Sagrada Família que coronará entonces su torre central dedicada a Jesús. El Ayuntamiento no descarta que el papa León XIV oficie una misa en la basílica con motivo de las efemérides.
La actuación supone una alteración inédita en la trama del Eixample: la calle Marina quedó cerrada en el tramo más próximo a la Fachada del Nacimiento para levantar una plataforma peatonal. Con ello, se busca resolver un viejo problema de espacio en celebraciones multitudinarias.
Durante estos primeros días, vecinos y turistas ya se encontraron con restricciones de paso. Solo pudieron acceder al entorno directo del templo quienes disponían de entrada o acreditación de residencia, una muestra de las dificultades de vivir junto al monumento más visitado de Barcelona.