El objetivo es claro: hacer que volar vuelva a ser un derecho accesible y no un rompecabezas tarifario. «Es un avance hacia una experiencia de viaje más justa y transparente», ha afirmado Matteo Ricci, vicepresidente de la Comisión de Transportes y Turismo, quien también ha señalado que el equipaje de mano gratuito es un derecho básico que debía ser protegido.
Aunque la industria aérea, en especial las compañías de bajo coste, advierte que podrían subir los precios base para compensar la pérdida de ingresos, el nuevo marco normativo incluye más garantías: niños menores de 12 años podrán sentarse junto a sus acompañantes sin pagar extra, y las aerolíneas deberán mostrar el precio final del vuelo desde el primer clic.
La normativa aún necesita luz verde definitiva, pero el mensaje ya está en el aire: volar por Europa será más claro, más digno y menos abusivo.