La Sagrada Familia, uno de los símbolos más reconocidos de Barcelona y obra maestra de Antoni Gaudí, esconde un detalle que sorprende incluso a muchos expertos: una asimetría evidente en los campanarios de la fachada del Nacimiento. Aunque durante años se creyó que se trataba de un simbolismo teológico, en realidad responde a un simple error de replanteo durante la construcción.
Las memorias del dibujante Ricard Opisso, colaborador directo de Gaudí, revelan que al trasladar los planos al terreno se cometió un fallo técnico que hizo que los dos campanarios del lado izquierdo quedaran más juntos que los del lado derecho. Durante mucho tiempo, numerosos visitantes interpretaron esta irregularidad como parte del complejo lenguaje simbólico del templo, pero la explicación es mucho más terrenal.
Según Opisso, la reacción de Gaudí al descubrir el error fue completamente despreocupada. El arquitecto restó importancia al asunto y afirmó que incluso en monumentos como el Partenón existen variaciones en las distancias entre columnas. Su respuesta refleja su visión poco ortodoxa de la perfección arquitectónica y su capacidad para integrar la imperfección en el proceso creativo.
La asimetría obligó a que la posterior fachada de la Pasión siguiera el mismo patrón para mantener la coherencia estructural del conjunto. En cambio, la futura fachada de la Gloria apunta a recuperar la simetría, planteando un contraste con las anteriores.
Ricard Opisso, que comenzó a trabajar con Gaudí a los 12 años y documentó su experiencia hasta 1904, dejó un valioso testimonio sobre este episodio. Además de su colaboración en la Sagrada Familia, destacó como ilustrador en publicaciones como L’Esquella de la Torratxa, La Campana de Gràcia y Blanco y Negro.
Sus memorias ofrecen una mirada humana y cercana a Gaudí, alejándolo de la idea de genio infalible y mostrando su capacidad para convivir con sus propios errores.