Aunque el club ha insistido en las últimas semanas en reabrir el estadio, el Ayuntamiento de Barcelona mantiene su postura: la prioridad absoluta es garantizar la seguridad de los aficionados antes de conceder la licencia de ocupación.
La primera teniente de alcalde, Laia Bonet, recalcó que no habrá precipitaciones. «Ni un minuto antes de que existan todas las garantías técnicas y legales», afirmó, subrayando que la decisión no obedece a plazos deportivos, sino a criterios de protección ciudadana.
Por su parte, el club defiende que el Camp Nou está certificado como seguro pese a que queden remates pendientes en la obra, y recuerda que se han entregado todos los documentos requeridos. Joan Laporta y la vicepresidenta Elena Fort han apelado a la voluntad de colaboración institucional, aunque advierten que Montjuïc seguirá siendo la sede provisional mientras persista la incertidumbre.
El estadio, epicentro del proyecto Espai Barça, solo podrá reabrir con autorización municipal. Y aunque el consistorio asegura que actuará con rapidez en cuanto se cumplan las condiciones, lo cierto es que el regreso al templo azulgrana continúa en el aire.