Por primera vez, una denominación de origen convierte toda su vendimia en 100% ecológica, un paso que sitúa a este territorio catalán en el mapa mundial de la sostenibilidad vitivinícola.
Lo que empezó como un plan estratégico en 2020 y se aceleró en 2021 ha madurado antes de lo previsto, uniendo a bodegas y viticultores en torno a un modelo donde la innovación y el respeto ambiental caminan de la mano. «Ser ecológicos no es un sello, es una forma de mirar al futuro», resume Francesc Olivella, director de la DO.
El camino no ha sido fácil: adaptar suelos, afrontar plagas sin pesticidas y asumir que la producción puede bajar ha requerido compromiso y visión. Pero el valor añadido —para el territorio, para el consumidor, para el planeta— no tiene precio.
Casi medio siglo después de que Josep Maria Albet i Noya se lanzara en solitario a la viticultura ecológica, su apuesta florece en un Penedès que ya no mira al futuro: lo está escribiendo, copa a copa.