Más de 1.000 artistas de 88 países han llenado el túnel de color, crítica, emociones e imaginación. La propuesta ofrece una experiencia sensorial única a los cerca de 400.000 usuarios que cruzarán el corredor durante estas dos semanas, rompiendo con la monotonía del trayecto diario.
El proyecto celebra la diversidad cultural y el poder del arte como lenguaje universal. No hay entradas ni horarios: basta con bajarse del tren y dejarse sorprender. En cada paso, una obra distinta; en cada mirada, un mundo nuevo. Barcelona, una vez más, confirma que la creatividad también viaja bajo tierra.