El galardón llega tras un exigente recorrido por las cuatro provincias catalanas dentro de la Selección de los 25 Mejores Panaderos de Catalunya, organizada por la Obra Social Ernest Verdaguer y la plataforma Panàtics. Durante meses, el jurado cató a ciegas decenas de panes: piezas con alma de horno, que se juzgaron por su miga, corteza, textura, aroma y sabor, pero también por ese algo invisible que solo el pan auténtico transmite.
En la final, los cuatro candidatos elaboraron sus obras maestras en directo. Y fue Feliu quien se llevó el oro, seguido de Jordi Martí (Antic Forn Martí, Lleida), mientras Óscar Cazorla (Forn Prades) y Felipe García (Casa Monner, Girona) compartieron el bronce.
La entrega del premio se celebró el 26 de octubre en el Restaurante Barceloneta, coincidiendo con el décimo aniversario de la Obra Social Ernest Verdaguer. Su fundador, Eduard Verdaguer, recordó que este proyecto nació del amor y la pérdida: un homenaje a su hijo Ernest, convertido en una red que une panaderos, solidaridad y esperanza.
Para Emili Feliu, el premio no reconoce solo un pan, sino una manera de entender la vida: amasar con respeto, cocer con paciencia y servir con orgullo. En su obrador del Eixample, cada barra y cada hogaza tienen historia. Y ahora, también, un lugar en la historia del mejor pan de Cataluña.