Según ha anunciado el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, el tramo decisivo —el cambio al ancho de vía internacional entre Tarragona y Castelló— estará terminado en 2027, lo que permitirá enlazar las dos capitales mediterráneas con trenes de alta velocidad reales, sin transbordos ni limitaciones técnicas.
En el encuentro «Vull Corredor», celebrado en València, Puente ha querido transmitir una idea clara: después de décadas de reivindicaciones, el Corredor Mediterráneo avanza. Y lo hace, asegura, con un ritmo «muy positivo». Mientras se cierran fechas para el corte de vía imprescindible para culminar el cambio de ancho, el Ministerio continúa ejecutando trabajos que no requieren interrumpir la circulación.
Los números muestran la magnitud del impulso. Desde 2018 se han licitado 8.327 millones de euros en actuaciones del corredor, y más de 5.300 ya se han ejecutado. En Cataluña, las obras en marcha superan los 1.397 millones, con la futura estación de la Sagrera como proyecto estrella: un gran nodo que integrará AVE, Rodalies, Metro y autobús y que absorberá por sí solo una inversión cercana a los 1.000 millones.
El anuncio llega en paralelo al plan del Ministerio para estudiar mejoras en la línea Madrid–Barcelona, que permitirían circular a 350 km/h y bajar el trayecto de las dos horas. Con la vista puesta en 2027, el eje mediterráneo encara una etapa decisiva: la de la verdadera interoperabilidad ferroviaria entre las dos grandes capitales del litoral.