El Ayuntamiento ha puesto en marcha una ofensiva inédita contra la proliferación de tiendas de souvenirs en Ciutat Vella, un fenómeno que desde hace años inquieta a vecinos y comerciantes. El balance de 2024 habla por sí solo: 285 inspecciones, 127 órdenes de cierre y 134 expedientes sancionadores.
«Estamos actuando con contundencia», aseguró Albert Batlle, concejal del distrito, en un mensaje directo a los vecinos que denuncian que algunas calles parecen haberse convertido en un gran bazar turístico, desdibujando la identidad del barrio.
Eso sí, las órdenes de cese no siempre significan cierre inmediato: si los responsables corrigen las irregularidades detectadas, pueden seguir abiertos. Hoy por hoy, Ciutat Vella cuenta oficialmente con 134 licencias activas de tiendas de recuerdos, aunque en realidad muchas otras esconden este negocio bajo otras actividades.
Pero la batalla no se queda solo en las inspecciones. El Ayuntamiento trabaja ya en un nuevo plan de usos que pretende proteger el alma del barrio y frenar la expansión de negocios pensados solo para turistas. El reto es claro: devolver las calles de Ciutat Vella a su gente, y que los recuerdos de Barcelona vuelvan a estar donde siempre han estado —en la memoria y en la vida cotidiana, no solo en las estanterías de plástico.