Este espacio, concebido como un refugio temporal para animales durante obras o renovaciones en sus instalaciones habituales, ocupará los terrenos del antiguo Aquarama, en pleno corazón del parque zoológico.
Lejos de ser un simple espacio de paso, la futura reserva funcionará como una pequeña arca de Noé: 3.500 metros cuadrados diseñados con criterios de confort, naturalización y adaptación específica a cada especie. Contará con cinco zonas al aire libre, tres interiores climatizadas y dos ocelleres, preparadas para albergar desde mamíferos hasta reptiles, aves y anfibios. Las instalaciones incluirán también zonas de descanso y áreas técnicas para el personal cuidador.
La inversión, que supera los 1,9 millones de euros, responde a una voluntad firme de avanzar hacia un modelo de zoo más ético, flexible y centrado en la conservación. Las obras, que culminarán en la primavera de 2026, se desarrollarán sin interferir en el día a día del resto del parque ni en el bienestar de los animales.
Esta reserva se enmarca dentro del proceso de transformación del Zoo de Barcelona, que apuesta por una gestión más respetuosa con la biodiversidad y comprometida con la educación ambiental del público.
