El Ayuntamiento ha anunciado la creación de 200 nuevos espacios de sombra en toda la ciudad como parte de una ambiciosa estrategia contra el cambio climático. Con una inversión de 13 millones de euros hasta 2027, se generarán más de 50.000 m² de sombra a través de la plantación de 9.000 árboles y la instalación de 194 estructuras, como pérgolas y toldos.
Este verano ya se estrenarán 70 de estas instalaciones, ubicadas en puntos estratégicos como la plaza del Mar, la rambla del Carmel o la estación de Sant Andreu Comtal. La mayoría serán elementos temporales, situados donde el asfalto y el sol aprietan, y donde no es posible añadir vegetación.
El alcalde Jaume Collboni ha definido el plan como un «escudo protector» que hará de Barcelona una ciudad más resiliente y habitable incluso en los meses más calurosos. La infancia será uno de los focos principales del proyecto: en 2025 se instalarán sistemas de sombra en 66 áreas de juego infantiles y en 15 patios escolares, con obras previstas durante las vacaciones de verano.
Barcelona quiere más sombra, sí. Pero también más justicia climática, más bienestar colectivo y más espacio público donde quedarse, incluso cuando el termómetro sube.