Día de Acción de Gracias
En Estados Unidos, el cuarto jueves de noviembre —este año, el 27— las casas se llenan de aromas y voces. Familias enteras se reúnen alrededor de un pavo dorado para dar gracias por las bendiciones del año. Es una costumbre que hunde sus raíces en los primeros colonos ingleses, quienes, tras sobrevivir al invierno y aprender a cultivar la tierra con ayuda de los pueblos originarios Wampanoag, ofrecieron una comida en señal de gratitud. Desde entonces, la tradición se ha transformado en una celebración nacional que une generaciones, más allá de credos o fronteras.
Pero Acción de Gracias es también una metáfora de reconciliación. En un mundo que a menudo corre sin detenerse, este día propone una pausa: agradecer lo sencillo, compartir, recordar que la abundancia no se mide en platos sino en afectos. Entre oraciones, desfiles y partidos de fútbol americano, late el mismo propósito ancestral: reconocer que todo lo que tenemos —la cosecha, la compañía, el amor— es un regalo.
Día del Maestro en España
Mientras en América se agradece con un banquete, en España se rinde homenaje al conocimiento. El Día del Maestro, celebrado también el 27 de noviembre, honra la figura de San José de Calasanz, pedagogo aragonés del siglo XVII y pionero de la educación moderna. Su sueño fue simple y revolucionario: una escuela gratuita y accesible para todos los niños, sin distinción de origen ni riqueza. De esa utopía nacieron las Escuelas Pías, y con ellas, una nueva forma de entender la enseñanza.
Hoy esta jornada es una oportunidad para mirar hacia aquellos hombres y mujeres que dedican su vida a enseñar. En tiempos donde la información abunda y la sabiduría escasea, el papel del maestro sigue siendo esencial: no solo transmite conocimientos, sino que despierta curiosidad, pensamiento crítico y esperanza. Celebrar su día es agradecer la paciencia, la vocación y la fe en el futuro que se siembra cada mañana en las aulas.