Día Internacional para poner fin a la violencia contra las trabajadoras sexuales
Desde 2003, cada 17 de diciembre se recuerda esta fecha como un acto de homenaje y de denuncia. La iniciativa nació en Seattle (EE. UU.), tras los crímenes cometidos por el asesino en serie conocido como «El Asesino de Green River», responsable de la muerte de decenas de mujeres —la mayoría trabajadoras sexuales— entre los años ochenta y noventa.
Lo que comenzó como una vigilia para honrar a las víctimas se transformó en un movimiento internacional por los derechos humanos. Hoy la jornada busca visibilizar la violencia que sufren las personas dedicadas al trabajo sexual: agresiones, discriminación, abuso policial, exclusión social y falta de protección legal.
El mensaje central de este día es claro: ninguna persona debería ser agredida, humillada o asesinada por su profesión, género o condición social.
Más allá de los debates morales, la efeméride pone el foco en lo esencial: el derecho a vivir con seguridad y dignidad. Las organizaciones de defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales exigen leyes justas, políticas de salud accesibles, apoyo psicológico y el fin del estigma social que las margina.
Cada año, asociaciones en distintas ciudades organizan marchas, charlas y vigilias con velas, recordando a las víctimas de la violencia y exigiendo respeto y protección.