¿Dónde comer croquetas en Barcelona?

catacroquet.es

Catacroquet 0+

En Catacroquet, cada croqueta es un pequeño milagro culinario. Es mucho más que una tapa; es una obra de precisión, crujiente por fuera, sedosa por dentro y rebosante de sabor. Este restaurante, con su estilo chic y su ambiente relajado, convierte la tradición croquetera en una experiencia gastronómica de alto nivel. Pero el festín no termina ahí; su carta de tapas amplía el viaje con opciones que juegan entre lo clásico y lo innovador, siempre con un toque de maestría. Y si a esto le sumamos una terraza bañada por el sol mediterráneo, el resultado es un refugio perfecto para disfrutar de un almuerzo distendido o una cena bajo las estrellas.

 C/ dels Almogàvers, 211

barpimentel.com

Bar Pimentel 0+

El sabor de la infancia se esconde en una croqueta, y Bar Pimentel lo sabe. Aquí, la croqueta de la abuela es un homenaje a la cocina de siempre, esa que respeta los tiempos, los productos frescos y las recetas heredadas. De jamón ibérico, pollo a l’ast o gamba, cada bocado es un viaje directo a la tradición, pero con el refinamiento de la cocina actual. Este rincón gastronómico no sólo brilla por sus croquetas, sino también por su compromiso con la calidad: ingredientes de mercado, platos preparados al día y una bodega que eleva la experiencia del tapeo. Porque en Pimentel, comer es un ritual que honra la memoria y el buen gusto.

 C/ dels Carders, 11

restaurantpacomeralgo.com

Paco Meralgo 0+

Dicen que la sencillez es el último grado de sofisticación, y Paco Meralgo lo demuestra con sus croquetas. En este templo del tapeo, la cocina se reduce a lo esencial: ingredientes de calidad, técnica impecable y mucho respeto por el producto. Las croquetas de sepia, apodadas Obamay, junto a las de pollo y jamón, son pura armonía entre lo crujiente y lo cremoso, un bocado que deja huella. Este concepto de Alta Taberna convierte la experiencia en algo más que una comida; con barra a pie de calle, mesas donde el bullicio se vuelve parte del encanto y una sala privada para quienes buscan intimidad, Paco Meralgo es un imprescindible en el Eixample.

 C/ de Muntaner, 171

labodeguetadesantandreu.cat

La Bodegueta de Sant Andreu 0+

En el corazón de Sant Andreu, La Bodegueta mantiene vivo el espíritu de la cocina casera con su famosa bomba de Sant Andreu. Pero si hay algo que destaca en este rincón con alma de bodega, son sus croquetas, hechas con ingredientes de origen local y preparadas con mimo, son la perfecta definición de lo que significa comer bien. Desde el jamón ibérico hasta el huevo frito con chorizo, la variedad de croquetas aquí es un festín para el paladar. También destacan sus tapas, platos de cuchara y postres caseros que completan una experiencia gastronómica con sabor a hogar. Y todo, en un ambiente rústico y acogedor que convierte cada visita en un viaje a la esencia de la cocina española.

 Rambla de Fabra i Puig, 30

croqandroll.com

Croq&Roll 0+

Si hay un lugar en Barcelona donde la croqueta se reinventa con actitud, es Croq&Roll. Aquí, la creatividad no tiene límites, y la tradición se mezcla con la innovación en cada bocado. No importa si eres amante de los sabores clásicos o si buscas nuevas fronteras culinarias: este local, con su espíritu rockero, tiene la croqueta perfecta para ti. El detalle que lo hace aún más especial es su inclusión. Pensando en todos, sus croquetas están hechas con leche sin lactosa y margarina vegetal, asegurando que nadie se quede sin disfrutar de su especialidad.

 Travessera de Gràcia, 233

bcn.restaurantgaig.com

Casa Gaig 0+

En el mundo de las croquetas, Casa Gaig juega en otra liga. En este lugar, la croqueta de pollo rustido es puro equilibrio entre tradición y alta cocina, un bocado que condensa décadas de experiencia en la gastronomía catalana. Su textura es impecable: crujiente sin ser pesada, cremosa sin ser líquida, con un sabor profundo que rinde homenaje al guiso casero. Este restaurante no es cualquier sitio; fue galardonado con una estrella Michelin, y cada plato lo demuestra. Desde el servicio impecable hasta la elegancia sobria del local, todo en Casa Gaig respira excelencia.

 C/ de la Nau Santa Maria, 5

maitea.es

Maitea 0+

Maitea no sólo es una taberna vasca, es un trozo del norte en pleno Eixample. Donde la croqueta es un arte que sigue las reglas de la tradición: más bechamel que proteína, un rebozado firme y un interior tan cremoso que casi se bebe. Es un estilo que enamora, transportando al comensal a una sidrería de Donosti con cada bocado. Pero las croquetas son sólo el comienzo, este templo del pincho ofrece una selección impresionante de bocados que maridan a la perfección con su carta de vinos. La atmósfera informal y acogedora convierte cada visita en una fiesta de tapeo sin prisas, de esas que se alargan sin darse cuenta.

 C/ de Casanova, 155

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Casa Güell 0+

No todas las croquetas logran convertirse en leyenda en cuestión de días, pero la de Casa Güell sí. Frente a la Beckett, este rincón de L’Eixample ha seducido a vecinos y foodies con su croqueta de idiazábal y velo ibérico, un bocado donde la intensidad del queso se mezcla con la suavidad de la carne curada en perfecta armonía. El secreto está en la cocina de Jordi, un chef con visión global que no teme jugar con sabores contundentes. Sus platos llevan su sello: untuosos, bien equilibrados y con ese toque inesperado que deja huella. Si a esto le sumamos un ambiente cálido y un servicio que hace que todos se sientan en casa, Casa Güell se convierte en una parada obligada para quienes buscan croquetas con carácter.

 C/ de Manso, 52

barraalta.rest

Barra Alta 0+

No es casualidad que Barra Alta esté recomendado en la guía Michelin. Este restaurante de Sarrià-Sant Gervasi ha sabido reinterpretar la cocina tradicional con un toque moderno, y sus croquetas son la prueba. Por su parte, el local decorado con un aire chic y vegetación sutil, refuerza la idea de que lo clásico y lo contemporáneo pueden convivir en perfecta armonía. La propuesta se completa con tapas elaboradas con mimo y una selección de vinos que realza cada plato. Así que ya sabes, si se trata de disfrutar una croqueta con un punto de sofisticación, Barra Alta es el lugar.

 C/ de Laforja, 11

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El Canalla 0+

En pleno corazón de Sarrià, El Canalla no es sólo una bodega, es un punto de encuentro para quienes buscan cocina honesta y sin artificios. Su menú es un desfile de clásicos mediterráneos con toques de autor, y entre ellos, sus croquetas brillan con luz propia. Aquí, cada croqueta es una pequeña joya crujiente que esconde un relleno cremoso y bien equilibrado. Aunque, si hay algo que hace especial a este lugar, es su esencia. La terraza soleada y la apuesta por el producto de proximidad convierten cada comida en una experiencia que se disfruta sin prisas, donde las croquetas son el inicio perfecto de un festín inolvidable.

 C/ Major de Sarrià, 95

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Polleria Fontana 0+

En pleno barrio de Gràcia, entre paredes de ladrillo visto y un aire vintage encantador, se esconde un rincón donde las croquetas de pollo se convierten en un abrazo al paladar. Generosas, suaves y repletas de pollo asado, estas croquetas tienen el sabor de la cocina casera, esa que evoca recuerdos de infancia y domingos en familia. Polleria Fontana se erige como un espacio donde la tradición se encuentra con la sofisticación en cada tapa. Su carta de carnes a la brasa y su cuidada selección de vinos, lo convierten en un lugar ideal para una comida mientras disfrutas de un ambiente acogedor. Aquí, las croquetas no son un simple entrante, sino una razón de peso para volver una y otra vez.

 C/ de Sant Lluís, 9

coure.wheree.com

Coure 0+

No hace falta una estrella Michelin para brillar, y Coure lo demuestra con cada plato. Albert Ventura firma aquí una propuesta gastronómica donde la creatividad y la elegancia se encuentran en equilibrio perfecto. Sus croquetas, grandes e imponentes, son una muestra de esa excelencia: rellenos exquisitos, calidad suprema y una fritura impecable. Por otro lado, la iluminación tenue y el ambiente sofisticado crean una gastrotaberna que marca un antes y un después en Barcelona. En Coure, cada croqueta es una declaración de principios: el respeto por el producto y la búsqueda constante de la perfección en cada bocado.

 Passatge de Marimon, 20

barcanete.com

Bar Cañete 0+

En el bullicioso corazón de Ciutat Vella, hay un bar que ha convertido sus croquetas en un ícono. En Bar Cañete, la croqueta de jamón no es sólo un entrante, es un espectáculo: bechamel aterciopelada, jamón ibérico finamente picado y un rebozado dorado y crujiente que eleva cada bocado a otro nivel. Aquí, la tradición familiar se mantiene viva en cada detalle gracias a la historia del abuelo Antonio y su legado gastronómico que se traduce en un tapeo de calidad, con mariscos frescos de lonjas catalanas y verduras de temporada que acompañan a la perfección su oferta.

 C/ de la Unió, 17

martinezbarcelona.com

Terraza Martínez 0+

No hay mejor plan que una buena comida con vistas al mar, y en Terraza Martínez saben cómo hacerlo bien. Este enclave privilegiado en la montaña de Montjuïc es famoso por sus arroces, pero las croquetas de jamón no se quedan atrás. Con una textura impecable y un sabor intenso, se han convertido en uno de los platos más solicitados de la casa. El secreto de su éxito está en la calidad de los ingredientes y en una ejecución precisa que respeta la tradición sin renunciar a la innovación. Acompañadas de un buen vino y la brisa mediterránea, las croquetas de Martínez son el aperitivo perfecto antes de sumergirse en un festín de zamburiñas, arroz socarrat y postres irresistibles.

 Ctra. de Miramar, 38

roosterandbubbles.com

Rooster & Bubbles 0+

Cuando el pollo a l’ast y el cava se reinventan para el siglo XXI, nacen conceptos como Rooster & Bubbles. Este restaurante recupera la esencia de la Barcelona de los años 60 con una propuesta fresca donde compartir tapas es casi una obligación. Y entre ellas, las croquetas juegan un papel estelar siendo sinónimo de buen producto y técnica impecable, perfecta para acompañar una copa de cava bien fría. Con un ambiente desenfadado, ideal para disfrutar entre amigos sin formalismos, Rooster & Bubbles se convierte en un brindis a la buena vida.

 Pla de Palau, 12

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Bar Romita 0+

Romita es el hermano pequeño de Bar Roma, pero con una personalidad arrolladora. Entre bocadillos de locura y un ambiente que mezcla lo clásico con lo hipster, este bar se ha ganado su lugar en el corazón de los que buscan comida sincera y bien hecha. Aquí, la croqueta es una cuestión de respeto. La de parmesano es un golpe de sabor que se deshace en la boca con su crujiente perfecto y, la de rostit, pura nostalgia en cada bocado, con ese gusto casero que te transporta a la cocina de la abuela. Sin dudas, un lugar que invita a volver, porque cuando las croquetas son así, es imposible resistirse.

 C/ de Calàbria, 181

candelabcn.com

Candela Gastrobar 0+

Candela Gastrobar nació con la misión de compartir la riqueza de la gastronomía peruana, y lo hace con personalidad y creatividad. Su croqueta no es la típica de ají de gallina, sino una versión única de chupe de bacalao. Sí, leíste bien: chupe de bacalao, con ese sabor reconfortante que caracteriza a la cocina andina donde tradición e innovación van de la mano. Cada plato cuenta una historia, y cada croqueta es una invitación a descubrir sabores distintos. Ya sabes, Candela no es solo un restaurante, es una experiencia gastronómica donde lo mejor de Perú y Barcelona se encuentran en perfecta armonía.

 Pl. de Sant Pere, 12

xceed.me

Senyor Vermut 0+

En Senyor Vermut, lo tienen claro: un buen vermut necesita una croqueta a la altura. Y vaya si lo han conseguido; sin grandes pretensiones ni artificios, aquí sirven croquetas fenomenales, de esas que crujen al morder y se derriten en la boca. En consecuencia, el ambiente es el de una bodega auténtica, con buena compañía, buenos vinos y una carta de tapas que nunca decepciona. En un sitio donde el aperitivo es religión, sus croquetas se han ganado el aplauso del público.

 C/ de Provença, 85

suculent.com

Suculent 0+

Si hay un lugar donde las croquetas rompen moldes, es en Suculent. Aquí no encontrarás las típicas de jamón, sino una de pato asado que eleva el concepto. Jugosa, intensa y con ese punto de sofisticación que caracteriza a este restaurante de la Rambla del Raval. Con una filosofía clara: mojar pan hasta la última gota; sus caldos y jugos son legendarios, y cada plato está pensado para ser disfrutado hasta el final. En este caso, la croqueta de pato asado no es la excepción; es una explosión de sabor que te hará replantearte todo lo que creías saber sobre croquetas.

 Rambla del Raval, 45

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Potstot 0+

En Potstot, la cocina vegana y sin gluten se convierte en alta gastronomía. Aquí, las croquetas de espinacas a la catalana son una revelación: con piñones, panko de guisantes y una textura cremosa que deja en ridículo a muchas croquetas tradicionales. Si piensas que una croqueta sin leche ni pan no puede ser espectacular, Potstot viene a demostrar lo contrario. Acompañadas de su sabrosada de boniato y pan de teff, son el entrante perfecto en un restaurante que reinventa la cocina plant-based sin perder ni una pizca de sabor.

 C/ de València, 204