La cena se desarrolla en un espacio acogedor y exclusivo, con aforo reducido, pensado para compartir sin ruido ni prisas. Cuando el reloj se acerca a la medianoche, llegan las uvas de la suerte, el brindis y el cotillón, marcando el paso simbólico hacia el nuevo año. A partir de ahí, la noche cambia de ritmo: un DJ en directo anima la celebración hasta las tres de la madrugada, acompañada de copas que invitan a alargar la conversación y el baile.
El Kimpton Vividora cuida todos los perfiles: menús para niños, opciones vegetarianas e incluso una propuesta pensada para quienes no conciben celebrar sin su mascota. En pleno corazón de Barcelona, esta Nochevieja se convierte en una experiencia equilibrada entre elegancia, cercanía y una forma distinta de empezar el año con buen sabor de boca.