Ropa confeccionada con mimo, colgantes y pendientes que parecen pequeñas obras de arte, cerámica delicada, objetos de madera tallados a mano y tradicionales alpargatas conviven en un entorno privilegiado frente al mar. La feria no solo es un espacio de compra, sino también de descubrimiento: cada puesto cuenta una historia de oficio, tradición e innovación que se transmite en cada detalle.
De septiembre a junio, la cita tiene lugar cada sábado, domingo y festivo; en los meses de julio y agosto, se abre a diario, convirtiéndose en un plan ideal para locales y visitantes que quieran llevarse un pedacito auténtico de Barcelona. Más que un mercado, es una experiencia sensorial que conecta con la esencia de la artesanía mediterránea.