Este año, la propuesta tiene un aliado de lujo: Jordi Roca, pastelero con tres estrellas Michelin y artesano de lo improbable. Su imaginación marcará la atmósfera del espacio, que se transformará en un paisaje invernal donde el dulce no es solo alimento, sino un lenguaje para contar historias. Desde el restaurante y la terraza hasta una pop-up shop de Rocambolesc & Casa Cacao, el público podrá probar algunas de sus creaciones más celebradas y, de paso, llevarse a casa regalos pensados para paladares curiosos.
La experiencia también se proyecta hacia la calle. El artista urbano TVBoy será responsable de un calendario de adviento monumental en la fachada, que desvelará, día a día, rostros que forman parte del imaginario contemporáneo de la ciudad. Una forma poética —y algo gamberra— de convertir Barcelona en escaparate navideño.
Además, los más pequeños tendrán una cita con la tradición: encuentros con Papá Noel en diferentes fechas de diciembre, y, a partir del día 27, con un Paje Real dispuesto a escuchar deseos y recoger cartas con la paciencia de quien sabe que las fiestas se sostienen en rituales compartidos.
La entrada será gratuita, pero el acceso solo se podrá realizar mediante reserva previa, liberada en cuatro tandas a lo largo del mes para evitar colas y asegurar que cada familia encuentre su momento.
Magic Days by Rocambolesc es, en esencia, una invitación a habitar la Navidad desde el placer y la imaginación: sabores inéditos, arte urbano, personajes míticos y un edificio transformado en escenario. Una experiencia diseñada para recordar que, incluso en la ciudad más acostumbrada a correr, hay espacios donde todavía se permite jugar.