Bajo una carpa de 1.200 m², el público podrá contemplar —y recorrer por dentro mediante pasarelas elevadas— los coches de las emblemáticas series 100, 300, 400, 1100 y 3000, restaurados especialmente para celebrar los cien años del metro. Cada serie encarna una etapa distinta: desde los primeros convoyes de 1924, con su diseño casi artesanal, hasta los modelos que circularon hasta hace apenas unos años y que muchos ciudadanos aún recuerdan como parte de su día a día.
La exposición no se limita a mostrar vehículos antiguos; propone una lectura íntima del progreso de la ciudad. Lo que para unos eran trayectos rutinarios, hoy se revela como patrimonio técnico, social y cultural: materiales que cambian, asientos que se transforman, señaléticas que hablan de otras épocas y un modo de viajar que ya forma parte del imaginario colectivo.
El acceso es gratuito, y quienes quieran llevarse un pedazo de esta historia podrán adquirir productos conmemorativos del centenario. Una oportunidad única para entender cómo Barcelona se movió, se modernizó y se reconoció a sí misma a través de sus trenes.