La exposición «Joan Andreu Puig Farran. La década convulsa (1929-1939)» nos abre una ventana a un tiempo en el que la fotografía no era solo testimonio, sino también resistencia. Nacido en Lleida en 1904, Puig Farran jamás colgó sus obras en una sala, pero sus imágenes circularon en las páginas de La Humanitat, Esplai o La Vanguardia, convirtiéndose en ojos prestados para una generación que vivía entre esperanzas y sobresaltos.
Cuando estalló la Guerra Civil, su cámara lo llevó a los frentes de Aragón y Mallorca. Después, el silencio del exilio en Francia y el regreso a una Barcelona donde el fotoperiodismo ya no le estaba permitido. Fue entonces cuando su talento viró hacia otros caminos: campañas publicitarias, fotografía turística y el mítico sello de postales CYP, creado junto a Antoni Campañà.
La muestra recupera esa década irrepetible con copias originales del archivo de La Vanguardia, placas de vidrio conservadas por su familia y páginas de los diarios que dieron vida a su mirada. Un viaje a los años treinta en los que cada disparo de su cámara parecía captar la urgencia de la historia.