La exposición se concibe como un diario visual que acumula imágenes y memorias incómodas. En Fandango (caballo), la exaltación patriótica se mezcla con el fanatismo: Franco y Abascal cabalgan juntos sobre la silueta herida del caballo del Guernica, rodeados por los fantasmas de la violencia racista en El Ejido o Torre Pacheco.
En Sopla (Dios es fascista), el artista cita a Brecht, Goya y el NODO, componiendo un collage de fe, propaganda y racismo. Entre misas franquistas y titulares recientes, Griñolo revela la persistencia de una retórica nacional que, ochenta años después, aún se niega a blanquear su propio pasado.
El recorrido culmina con piezas audiovisuales como 1.500 kilos y Cuaderno de trabajo nº11. Siete días, donde la fragmentación, el montaje y el cante se convierten en formas de resistencia.